En los bustos antiguos, los cortes de pelo de los personajes marcaban lo que querían expresar y la época en la que fueron realizados. Por ello, observarlos desde este punto de vista ayuda y enseña.

 

Ir de museos en época estival es de lo más entretenido. Además de pasar un buen rato, se puede aprender observando las piezas desde diferentes puntos de vista.

El retrato en la escultura romana fue muy importante en el siglo I. Esculpían los bustos de los personajes para rendirles culto en sus casas o para sacarlas en las procesiones populares.

Es interesante descubrir las épocas que fueron realizadas las piezas dependiendo del corte de pelo que lucieran. Desde luego que los bustos que representan a las mujeres de esas épocas son mucho más elocuentes que los de los hombres, pero en ellos también se puede descubrir la moda de la época y el «mensaje» que va en cada uno.

Lo primero que hay que hacer es observar los ojos, la barba y el cabello de las esculturas. En las piezas que representan a las mujeres, es divertido ver sus peinados esculpidos en el mármol o en los materiales de la época.

Fíjate bien en las fechas de cada pieza y podrás comprobar que según vas avanzando, el estilo del mismo personaje cambia. Si al principio tenía rizos y barba larga, es posible que unos años después aparezca con el pelo corto mucho más moderno y sin barba o con la barba recortada.

Un detalle: el retrato del Emperador resulta por lo general el modelo para el resto de los retratos.

En la época de la República, los hombres llevan el pelo corto y la mujer lleva la raya en medio cayendo el pelo a los lados sin ondas.

En la época de Pompeyo , el cabello luce más abultado sin muchos rizos, pero un poco más alante que en la época.

En la de Tiberio, el pelo sigue siendo corto, pero un poco más largo que en la República, con mechones suaves y ondulados que se van ajustando a la forma de la cabeza. Los que caen sobre la frente son similares a la cola de una golondrina. En los retratos femeninos, como el de la emperatriz Livia, se va a marcar un peinado con el pelo recogido hacia atrás y una especie de tupé (el nodus) sobre la frente.

En la época de Augusto, el emperador es divinizado con la corona de laurel. El peinado se abulta y los rizos se hacen más amplios. Por tanto, se acentúan los claroscuros y hay más movimiento, que se ve reforzado porque la cabeza comienza a girar. Julia, hija de Tito, va a imponer peinados altos y muy llamativos.

En la época de Caligula, los mechones cada vez son más numerosos y minuciosos.

Siglos I y II, el pelo se esculpe más largo y separado de la cabeza, con rizos muy abultados y barba. Todo ello hace expresar un gran movimiento

Cuando Adriano, las mujeres aparecen con raya al medio en el que el pelo cae formando ondas muy suaves y se recoge en la nuca o sobre la cabeza formando un moño.

El retrato de Adriano lleva barba y el pelo está muy marcado, muy separado de la cabeza, largo y trabajado con el trépano con mucha delicadeza.

Antinoo, lleva el pelo largo, abultado y con movimiento.

Marco Aurelio, con la barba larga, el pelo muy abultado y los ojos tallados.

En la época de Constantino, el pelo es pegado a la cabeza y los mechones son meras líneas.

 

Ahora cada vez que voy a un museo, en lo primero que me fijo es en el peinado que lucen los personajes e intento recordar su época. Sinceramente, mientras más museos visito, más y más quiero seguir. ¿Será que me empiezo a enterar?