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Las sandalias de los Papas, entre muchos otros objetos, en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo

La Villa Pontificia, por siglos inaccesible y refugio de los Papas ya está abierta al público. El Papa Francisco ha renunciado a su residencia estiva para compartirla con quién lo desee. Con una galería llena de recuerdos de tantos papas y una terraza que se asoma a lo azul del lago, se convierte en una cita imprescindible cuando se visita Roma, también se pueden visitar los Jardines Barberini.

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El Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, junto a la Villa Pontificia, ha sido desde su inicio en la residencia estiva de los pontificios romanos.

Hace siglos, en este espacio se encontraba la ciudad de Alba Longa, muy conocida por ser la ciudad natal de Rómulo y Remo los fundadores de Roma.

En el año 1.000, la familia Gandolfi, de Génova, construyó un castillo. En 1279, fue cedido al Cardenal Giacomo Savelli, que era el prefecto del Papa y Capitán del ejército pontificio, en 1285 se convierte en el Papa Onorio IV y conserva el Palacio hasta que fue expropiado por la Cámara Apostólica.

En 1604 el Papa Paolo V Borghese, consigue que haya agua potable en el palacio. El primer Papa que pasa sus vacaciones aquí fue Urbano VIII Barberini, en el mes de mayo de 1626.

La transformación de ser un castillo a convertirse en el Palacio Apostólico fue obra del Papa Urbano VIII Barberini.

Ahora ya se puede visitar el palacio y sus jardines, el plan es salir de la estación de tren del Vaticano que va directamente a Castel Gandolfo. Sorprende de verdad.

 

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Alicia Romay

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