No es de extrañar que el emperador Adriano eligiera este espacio para veranear.
Entrada a los jardines de Villa d’Este
Según cuentan, Tibur (el nombre de Tivoli en latín) fue fundada antes que Roma. Visitar Tivoli es toda una experiencia, por su historia y sus monumentos, la visita a la Villa D’Este es imprescindible.
Pasea lentamente por esta villa que guarda inmensas historias de amor, de escenas indescriptibles. Cierra los ojos y ábrelos en cualquier ángulo de sus jardines, vivirás algo maravilloso.
Leí casi sin pausa, el maravilloso libro del escritor y poeta Manuel Francisco Reina La coartada de Antinoo, su perfecta literatura me transportó al escenario de los amoríos de Adriano. Es un libro apasionante, por sus escenas y por la manera que el autor tiene, tan ideal, de describir este espacio palaciego de aquella historia real, vivida por el Emperador Adriano.
Visité de manera casual Tívoli, recorrí la Villa d’Este y sus jardines. El paseo me ha hecho revivir varios episodios de esta gran obra.
La Villa d’Este fue construida a petición del cardenal Hipólito II de Este, era el hijo de Alfonso I de Este y Lucrecia Borgia. En el el siglo XVIII la villa y sus jardines pasaron a la casa de Habsburgo. También ha sido propiedad del cardenal Gustav Von Hohenloe que tuvo como invitado a Franz Liszt.
Las fuentes tienen más de 500 chorros de agua que proviene del río Aniene y del manantial Riveselle.
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Vista desde los salones de la Villa
Cascada espectacular, la villa en lo más alto
Vista general desde el estanque
¡Tenéis que venir!
¡Cuántas veces he escuchado Tivoli! Pienso que no soy la única en desear llegar un día a esta parte de Italia.
Italia no es tan difícil de descubrir, en pocos kilómetros partiendo de Roma se pueden visitar lugares estupendos.
