La combinación Navacerrada con San Lorenzo de El Escorial como «mini vacaciones» es perfecta. La vuelta del verano es dura, pero si queremos seguir disfrutando, aunque sea el fin de semana, este plan es perfecto.

 

Muchas veces nos da pereza descubrir sitios nuevos, sobre todo cuando estamos relajados y queremos pasear «en automático». Con el recorrido Navacerrada y San Lorenzo de El Escorial me pasa esto, soy muy afortunada de haber vivido en ambos sitios y si me preguntaran con cuál me quedo, diría que con los dos.

 

 

Me encanta Navacerrada, primero el paseo alrededor de su embalse y después disfrutar del pueblo, es tranquilo y agradable, aunque es muy visitado por muchos que suben desde Madrid o poblaciones cercanas los fines de semana, nunca es bullicioso. Tomar el aperitivo en El Abeto en plena plaza es una gozada, sentados en la terraza tomando el sol, mirando y dejándose mirar.

El plan perfecto es, después de estar por la mañana en Navacerrada, se puede seguir hacia el puerto y desviarse rumbo hacia Cercedilla, hacer la carretera hacia Cercedilla, los Molinos y Guadarrama y  en menos de media hora se llega a San Lorenzo de El Escorial.

 

 

Recorrer la lonja del monasterio de El Escorial siempre es agradable, el edificio es tan monumental que se puede visitar mil veces y siempre agrada, es majestuoso. Siempre que vuelvo me vienen a la mente momentos estupendos como cuando recogía a mi hijo del Real Colegio de Alfonso XII, allí justo, dentro del Monasterio, cuando llegaba, se asomaba por una ventanilla del histórico edificio para decirme que ya venía, él guarda grandísimos y buenos recuerdos como ex estudiante de este colegio, sin dejar de recordar mi paso por la Universidad Euroforum Escorial en donde trabajé varios años y nuestra boda, que también la celebramos entre el Ayuntamiento y la Capilla del Colegio de los Agustinos. 

 

 

Imposible sería estar en El Escorial y no almorzar o cenar en El Charolés, es fantástica la memoria de los camareros y del propietario, podemos dejar de ir años y siempre que volvemos nos reconocen y nos atienden muy bien. El Charolés guarda sin lugar a dudas el oficio que lamentablemente en muchos sitios se ha perdido, son atentos y están encantados de atendernos, de llenarnos de detalles, de hacernos sentir bien. 

 

Este es el típico plan que se puede hacer en verano y también un sábado de cualquier temporada del año. No está lejos de Madrid y el entorno es realmente idílico.

Si os gusta quedaros más en la montaña, podéis subir al puerto de Navacerrada, tomar al sol un aperitivo en Venta Arias y hacer una caminata por el sendero Schmidt, es un recorrido por el monte, relativamente fácil, la única dificultad que tiene es que se empieza en descenso haciendo la vuelta más cansada, pero a buen paso se soporta estupendamente, si se desea se puede bajar hasta Cercedilla, el tiempo de recorrido son 4 horas que se pasan volando, este último plan es sólo de ida.

 

 

Hay muchos senderos muy fáciles para recorrer por la sierra de Madrid, no hace falta estar de vacaciones, los fines de semana es mejor ir de sendero que quedarse delante del televisor o del ordenador. Moverse ayuda a ser muy feliz y más disfrutando de recorridos tan estupendos. Siguen las mini vacaciones.