Subir

Se puede llegar a la cima.

Ser capaz de alcanzar la meta da muchos ánimos, el problema viene cuando uno se plantea si se puede conseguir.

 

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Habitualmente los fines de semana caminamos en el monte, la mayoría de ellos son senderos conocidos, otros los vamos descubriendo.

Los días que tenemos oportunidad, salimos disparados a la montaña, la que a veces nos impone pero al final, es la que nos da paz y sosiego después de días de agobios y angustias personales y  laborales.

Cuando era pequeña, acostumbraba a salir  a mojarme bajo la lluvia en México D.F., la ciudad en donde nací. Allí llueve durante varios meses por las tardes, casi siempre a la misma hora. Es interesante analizar este fenómeno de la naturaleza.

Vivíamos a las afueras de la ciudad y había zonas verdes amplias, recuerdo que  me ponía un chubasquero y caminaba debajo del agua, sin paragüas,  respirando el olor a tierra mojada, no sé por qué pero me llenaba de energía y me hacía soñar en eso que quería alcanzar, también me ayudaba a construir eso que se me acababa de ocurrir, a veces eran travesuras, a veces eran canciones, a veces algunas coreografías que soñaba bailar con grupos de bailarines profesionales,  también me imaginaba tomando el sol de Acapulco y me venían a la cabeza mil deseos.

Siempre me ha gustado caminar en el campo, oler la lluvia y la montaña, cuando tengo un agobio, salgo al monte y respiro profundamente  y a la vez, camino más de prisa, eso me inspira y me da la sensación de que puedo llegar a todo aquello que se me ocurra, es realmente maravilloso.

Cuando pienses que no llegas, que no eres capaz, que te faltan fuerzas, que todo se te cae encima, levántate y camina, respira profundamente y huele que se puede alcanzar todo aquello que deseas.

 

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Alicia Romay

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